Las misiones son el corazón de Dios. Haber participado en misiones para mi ha significado un acto de obediencia a la Palabra de Dios y al propósito personal que el depósito en mí. Ha sido caminar mirando al invisible, sin saber en ocasiones hacia donde ni como, pero con alegría y el entusiasmo de saber que Dios dirige nuestros pasos y sabe lo que hace. Misiones produce gozo y dependencia total de Dios. Nos hace ver sentir como Dios siente por los perdidos en las naciones. La mies sigue siendo mucha y los obreros pocos. Cuando obedecemos a ese llamado Dios se compromete a darnos todo lo que necesitamos para presentarlo en ese lugar; y luego podremos escuchar su aprobación al decir: “en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré Entra el gozo de tu Señor”. Eso es algo incomparable, saber que obedeciste a tu Señor.